La experiencia fue de lo más tranquila, sin nada raro. Recorrer un poco las calles en busca de cambio de los dolares que llevaba y nada, a otra cosa. El cambio es el oficial básicamente, al final lo de ganar dinero con el cambio no me sale. En esta ocasión a 6,90$ por dolar.
De ahí un bus infernal a Uyuni, 11 horas de trayecto en un bus incómodo, pequeño, que no huele especialmente bien y donde pasa más de lo normal lo de repetir asientos. Definitivamente viajar solo te ofrece la oportunidad de conocer a muchísimas personas, de todos los lugares, edades o tipos de personas. Aquí conocí a Matheus, joven brasileño que me acompañó casi todo mi viaje por Bolivia. Un joven sencillo, aventurero y con unas ganas enormes de vivir. Tuvimos mil charlas, experiencias y risas durante estos días.
De ahí llegamos a Uyuni...pueblo que no dice mucho pero que está rodeado de grandísimos regalos para los ojos de cualquier mochilero. Enumerar los paisajes sería imposible, desde la Laguna Colorada, Laguna Verde, Laguna blanca, Arbol de piedra, el Valle de Las Rocas, el desierto nevado, las aguas termales, anocheceres increíbles pero sobre todo el gran Salar de Uyuni. Este es increíble. Parece que vuelas, que flotas en un planeta que no es el nuestro, paisaje eterno y único. Nunca he visto nada igual, porque cerros o montañas hay varias, cascadas quizá, desiertos, junglas, selvas o maravillas pero un lugar así, creo que sólo uno. No puedo evitar emocionarme.
Para ver todo esta región hay varias opciones, tour de 1,2 o 3 días con varias diferencias obvias a primera vista. Yo hice el tour de 3 días, con todo incluído por 900$ bolivianos. Esto vienen siendo unos 120$ pero que sinceramente valen la pena. Miles de lugares, comidas, transporte, sin nada que hacer sino disfrutar del paisaje.
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